¿Y en la Cartuja qué hay ahora?

Muchos pensaron que, cuando en una noche de octubre de 1992, las pantallas de agua del Lago de España proyectaban aquel mensaje de amor eterno que nos entregaba la adorable mascota Curro, la llamada Isla de la Cartuja tendría un imposible resurgir. En aquel momento, cuando el entonces Rey Juan Carlos I  lanzaba el mensaje de clausura desde una terraza del Pabellón de España, se ponía en primer plano una carrera que, sin embargo, llevaba meses en curso: la de poner en valor y a funcionar la herencia de un recinto universal, de cientos de hectáreas, desde 1992 y hacia el futuro. Es una carrera que ha tenido sus etapas, que ha coronado puertos de montaña, incluso sus finales al sprint. Algunas mejores que otras. Sin embargo, esa carrera, aún, no ha terminado: hay camino por delante.

En este viaje de veinticinco años hemos mantenido pabellones que no se esperaban mantener, se han perdido otros que fueron muy queridos y alabados arquitectónicamente e, incluso, se han construido nuevos edificios que enriquecen, en cierto modo, el paisaje cartujano.  Aunque a primera vista pueda parecer inquietante el paso de la piqueta por la Cartuja, hay que tener en cuenta que las Exposiciones Universales tienen un marcado carácter efímero y que se exigía a los participantes (en su mayoría, países, y que debían ejecutar su pabellón) dejar la parcela en el mismo estado que en el que se la encontraron: baldía, un mero solar. La Expo de Sevilla fue pionera en el sentido de que, desde el primer momento, se consideró con anterioridad el estatus de «pabellón permanente», llamado a permanecer en su sitio después del paso de la Exposición. Así, conservamos decenas de pabellones permanentes e, incluso, alguno que otro efímero.

Tal como se dividió la Cartuja en 1992, en varias zonas, veamos qué deparó a cada área de la Exposición Universal el paso del tiempo hacia la actualidad. No obstante, en nuestro repaso, tampoco nos olvidaremos de las zonas externas a la Exposición Universal, en el resto de la Cartuja, y que se incorporaron a la ciudad gracias a ella.

mapa

Mapa zonal del recinto de la Exposición Universal

Pabellones Internacionales

Esta zona, que es la más extensa de las cinco, equivale en el día de hoy, casi en su totalidad, al Parque Científico y Tecnológico, llamado a ser el gran impulsor de la Cartuja a partir del 13 de Octubre de 1992. Llamado hasta hace poco «Cartuja’93», hoy Parque Científico Tecnológico Cartuja,  recoge hoy en pie a una veintena de pabellones de la Exposición Universal, de los cuales únicamente dos se encuentran sin uso: el Pabellón de Hungría, enquistado en problemas de embargos y juzgados, y el Pabellón de Chile, a la espera de comprador desde 2013.
El resto del espacio del Parque Científico Tecnológico se encuentra completo casi en su totalidad, habiéndose derruido pabellones que fueron reemplazados por edificios más funcionales para las necesidades de las empresas y organismos que hoy se asientan allí. Concretamente, apenas hay cinco solares en bruto en todo el espacio, que esperan tiempos mejores para ver construir allí nuevos edificios. Respecto a pabellones que se han mantenido, podríamos destacar el Pabellón de México, con su característica «equis»; el Pabellón de la Comunidad Económica Europea, pensado efímero y que ve pasar el tiempo a través de su torre de metacrilato tintado; el gran Palazzo Italiano, enorme centro de empresas; el Pabellón de Canadá, sede de la Escuela de Organización Industrial; el Pabellón de Mónaco, espacio de EMASESA para la investigación y que mantiene su característico acuario; o el Pabellón de Marruecos, dotado de contenido cultural por la Fundación Tres Culturas.
En cuanto a nueva edificación, puede destacarse el edificio administrativo que ocupa la parcela del Pabellón de Alemania, que es uno de los edificios más sostenibles del continente a través de su fachada de placas solares de diversos tipos; el Auditorio de la SGAE, que espera salir del enredo en el que se encuentra su sociedad matriz; el Edificio Vorsevi o la Tecnoincubadora Marie Curie.
En cualquier caso, el PCT Cartuja es símbolo de un empleo de tecnologías avanzadas desconocido en la ciudad, que da empleo a más de 16.000 personas, siendo una de las zonas de la ciudad que mejor resiste los envites de la crisis económica. No obstante, tiene la problemática de la movilidad, que deja estampas lamentables como la de los coches que predominan en unos aparcamientos a los pies de los edificios sin orden ni concierto, estando agravada la situación por la falta de transporte público en la zona. Además, otra cuestión de debate es el cerramiento, que tiene ventajas y desventajas, pues a pesar de la protección que da a una zona que no tiene espacio residencial, deja incomunicada e inaccesible la zona al paseante durante los fines de semana, cuando la actividad laboral se reduce al mínimo.

Jardines

Fue una de las partes más castigadas por el abandono, toda vez que en 1995 dijera adiós el Parque de los Descubrimientos, que incluía en su oferta lo que fueron en la Expo’92 los Jardines del Guadalquivir y el Jardín Americano. Entre 2009 y 2010, estos Jardines se ponen de nuevo en manos de los ciudadanos, comandados por la Fundación Naturalia XXI, que realizó una gran labor de recuperación con el apoyo del Ayuntamiento de la ciudad.
Si bien el gran foco inversor se puso en el Jardín Americano, donde se recuperó el lago de la Ciaboga (inicio del Canal de los Descubrimientos) o el umbáculo, así como numerosas especies americanas extremadamente sensibles al clima sevillano (muchas se perdieron durante los años que vivió el espacio olvidado), en los Jardines del Guadalquivir se llevó a cabo un adecentamiento y limpieza general (dado que sus especies son más comunes). Además, se recuperó el paseo de ribera, paralelo al río entre el Pabellón de la Navegación y el Teatro Central, con algunos miradores sobre el agua y, también, una pasarela flotante. En cualquier caso, los espacios no recuperaron el esplendor con el que vivieron la Exposición Universal, lo cual fue algo para lo que se puso la meta alcanzar con el paso de los años. Desgraciadamente, esto no fue así, y la inversión en los espacios degeneró hasta tal punto por la dejadez del anterior Gobierno Municipal. Afortunadamente, y esperando tiempos mejores, se han vuelto a recuperar las láminas de agua, la limpieza y un cierto orden que puede dar pie a sentar las bases de un futuro más prometedor para estas zonas verdes: convertirlos el de unos jardines de excepción que cualquier ciudad estaría encantada de tener.
A parte de los jardines, podemos encontrar en este recinto otros puntos singulares: La Torre Banesto, hoy ‘decorada’ con publicidad de un diario local, no eleva su mirador desde hace muchos años (y sin que exista previsión de hacerlo). El Pabellón del Futuro se encuentra bajo reformas para incluir en su interior la sede del Archivo General de Andalucía en una primera fase así como, en una segunda, adaptarlo a ser sede de la Agencia Andaluza de Actividades Culturales. También podemos destacar el Auditorio, renombrado con el paso del tiempo como «Rocío Jurado», que acoge ocasionalmente conciertos de mediana capacidad.

Lago de España

Casi todo el Lago de España hoy es parte de Isla Mágica, un parque temático para toda la familia que funciona desde 1997 y que, recientemente, ha abierto nuevos atractivos, como una zona acuática con piscinas de olas y toboganes de agua. Toda vez que, a excepción de Andalucía, todos los pabellones autonómicos fueron derruidos (o, en el caso de Galicia y Aragón, desmontados y trasladados), el Parque ganó terreno comiendo superficie al lago original de la Exposición. De ese modo, dentro del parque temático el único pabellón que forma parte es el Pabellón de España, que acoge algunas atracciones, oficinas del parque temático y, también, una guardería y una discoteca, que no forman parte de Isla Mágica.
En los alrededores del Parque Temático, se encuentra la Escuela Técnica Superior de Ingeniería, que acoge en torno a seis mil alumnos en lo que fue el Pabellón Plaza de América. Junto a él, encontramos el Pabellón de las Naciones Unidas, que acoge el Gimnasio Cartuja Sport. Otros pabellones de la zona son el Pabellón de Andalucía (sede de la radiotelevisión pública de la autonomía), el Pabellón de Retevisión (platós de televisión de Canal Sur TV), el Pabellón del Comité Olímpico Internacional (discoteca Antique) y el Pabellón de Cruzcampo (vacío desde hace años, aunque con una impresión exterior bastante sólida). También destaca el Teatro Central, con una programación de teatro y artes escénicas contemporáneas, tal y como se concibió en 1992. Por su parte se encuentra en Andalucía de los Niños, que en 2015 inició a ser recuperado después de años de abandono.

Monasterio

En el área del Monasterio, casi todos los espacios están en uso y funcionamiento. Si bien antes de la Exposición Universal (1991), se asentó en parte del espacio rehabilitado el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH), en 1997 llegó el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, que congrega la mayor parte del uso ciudadano del espacio, abarcando y conservando las capillas monacales y gran parte de los espacios cercanos a los hornos de la época fabril. En el CAAC se llevan a cabo exposiciones multidisciplinares de arte contemporáneo, siendo reseñables en los últimos años las muestras de Ai Weiwei, Guillermo Pérez Villalta o Carmen Laffon. Además, este espacio museístico es responsable del arte contemporáneo al aire libre que pueblan los espacios públicos de la zona, así como también acoge festivales musicales como el Nocturama (en las noches de verano) y el Interestelar, con su segunda edición en Mayo de 2017. Por otro lado, en el Monasterio también se encuentra el rectorado de la Universidad Internacional de Andalucía. El peor punto del espacio puede ser el Pabellón del S.XV, cuyo uso desde 1992 se ha limitado a ser almacén.

Puerto

Conocido también como Puerto Triana, debido a que es el área limítrofe con este barrio, hoy en día se encuentra en gran parte en ejecución. Si bien el ruinoso (desde su desgraciado incendio en febrero de 1992) Pabellón de los Descubrimientos fue derruido en 2006, el Pabellón de la Navegación abrió de nuevo sus puertas en 2012 con una nueva exposición y con grandes espacios diáfanos enfocados a acoger eventos y exposiciones temporales: de hecho, en 2017 será el centro del XXV Aniversario de EXPO’92, acogiendo la exposición conmemorativa del evento. El resto del ámbito empieza a ver la luz al final del túnel, toda vez que el complejo del nuevo rascacielos, que empezó sus obras en 2007, estará en pleno funcionamiento a lo largo de este año con la puesta en marcha de un hotel de cinco estrellas en lo más alto de la torre, el parque fluvial llamado «Fernando de Magallanes» y un centro comercial, que complementan el Caixafórum recientemente inagurado y los espacios de oficinas en el rascacielos.

Fuera del Recinto Expo

NORTE
La Cartuja no abarca simplemente el recinto de la Expo’92, aunque el desarrollo de esta permitió incorporar a la ciudad zonas de alrededor. Al norte del recinto Expo, destaca el Parque del Alamillo, abierto en 1993 con 60has y que, sucesivamente, ha sido ampliado hasta doblar su superficie, volcándose al río con zonas de huertas y naranjos que no formaron parte del recinto hasta 2013. Muy próximo se encuentra el Estadio Olímpico de Sevilla, finalizado en 1999 como paso a unos Juegos Olímpicos que la ciudad nunca consiguió, si bien ha acogido eventos de talla mundial como una Final de la Copa de la UEFA, dos finales de la Copa Davis, un Mundial de Atletismo y conciertos de artistas de talla internacional como Madonna, U2, ACDC o Bruce Springsteen. No obstante, la actividad del recinto se vuelca en el uso de oficinas, que es el que hace rentable el estadio día a día. Por otro lado, muy cerca también se encuentran la Escuela Pública de Golf de la Cartuja, inaugurada en 2008, que enriquece las Instalaciones Deportivas de la Cartuja, legadas directamente de la Expo’92 (que restituyeron las pistas del tapón de Chapina). También cerca se encuentra el Centro Territorial de Andalucía de Radio Televisión Española (RTVE), puesto en funcionamiento en 1992, al igual que el Hotel Barceló Renacimiento (durante la Expo, Hotel Príncipe de Asturias) y el Centro Especializado de Alto Rendimiento, muy enfocado a las prácticas de deportes que se desarrollan en el campo de regatas que se ganó con las obras del río a principios de los 90, como el remo y el priagüismo.

OESTE
Aquí se encuentra, principalmente, la bancada del cauce vivo, llamada «bancada de la Expo», que fue el gran aparcamiento de vehículos durante la Exposición Universal y cuyo uso a partir de la Exposición Universal ha sido poco más que la acogida de mercadillos semanales. Junto a él, se encuentra la estación de tren de la Cartuja, que desde la Expo no tuvo uso, convirtiéndose en emplazamiento de botellones improvisados, hasta 2012, cuando se recupera el servicio de cercanías, si bien insuficiente en frecuencias e infrautilizado por el público, en espera de su ampliación a Puerto Triana y Blas Infante, conectando con el Metro.

SUR
Fuera del recinto Expo, en el sur, destacan las «caracolas» (sede de la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Sevilla), el Edificio Expo (World Trade Center en la Exposición Universal), sede de numerosas empresas y multinacionales en la ciudad, el edificio de Torretriana (sede de consejerías de la Junta de Andalucía) y el Edificio de Red Eléctrica Española. También cerca se encuentra el helipuerto, que se mantuvo en funcionamiento desde el final de la muestra universal.

 

Entonces, ¿qué está abandonado?

Decir que «La Cartuja está abandonada» es falso, y es una idea que debe combatirse. No obstante, sí es cierto que haya espacios significativos de la Isla de la Cartuja que sí transmiten, efectivamente, esa imagen de abandono, siendo una situación a revertir. El que se encuentra más a la vista es el Canal de los Descubrimientos, responsabilidad de unas administraciones que no han sido capaces de encontrar un uso adecuado a todo el espacio, teniendo como consecuencia un campo de jaramagos en lo que debía ser agua, personas sin hogar y un pavimento totalmente destrozado, en parte por la falta de uso y de mantenimiento. La mejora del espacio estaba (y está) ligada a la ampliación del PCT Cartuja, tal y como se ve en el PGOU. No obstante, la crisis ha impedido que estos desarrollos se lleven a cabo.

La idea de abandono puede transmitirse también por la falta de cuidado de gran parte de los espacios públicos que se encuentran fuera del PCT Cartuja, y que son prácticamente los únicos espacios del recinto de la Expo por los que los ciudadanos pueden pasear los fines de semana, cuando el recinto del PCT Cartuja está, casi, cerrado a cal y canto. Concretamente, en estos espacios, dependientes del Ayuntamiento de la ciudad, las aceras son pequeñas, acrecentado por una diseño mejorable de un carril bici que no contribuyó a mejorar la situación, y por las verjas del PCT Cartuja, que empequeñecen la sección del Camino de los Descubrimientos, por ejemplo. Los acerados están sucios y frecuentemente son levantados por los árboles, mientras que los parterres se encuentran destrozados en más casos de lo deseable, junto a la falta de mantenimiento de las especies vegetales. Ejemplo de ello pueden ser los aledaños del muro del Monasterio en el Camino de los Descubrimientos, así como la desembocadura del Puente de la Barqueta en la Cartuja, que en ambos casos son puerta de entrada de la Cartuja para mucha gente, tanto propios acostumbrados como extraños asombrados. Además, gran parte de estos espacios públicos, de acceso libre a diferencia de los del PCT, son escenario de botellones de jueves a sábado en los accesos a las discotecas de la zona, favorecido por la falta de vecinos que duerman en toda la Cartuja, y que dejan al amanecer una considerable cantidad de suciedad y una imagen pésima. En este repaso de los puntos negros de la Cartuja no puede obviarse las dos estaciones del telecabina en suelo cartujano que, toda vez que en 2006 fuese desmontado el sistema mecánico, quedaron sin uso ni amparo en La Cartuja, inmersas en un conflicto de propiedad (el suelo pertenece a la Junta, el vuelo al Ayuntamiento).

En cualquier caso, en los últimos años se ha llevado un proceso que ha hecho que gran parte de la Cartuja salga de esa impresión de abandono, como ha sido la ocupación progresiva de pabellones (en definitiva, toda la herencia de la Expo no se pudo poner en funcionamiento al día siguiente de la clausura, aunque el tiempo que tardó fue mucho mayor de lo deseable) o la mejora de los espacios públicos en ciertas zonas.

La Cartuja, por tanto, tiene retos por delante: erradicar los aparcamientos irregulares con una ordenación efectiva del espacio público, ajardinamiento progresivo de espacios públicos que necesitan una recualificación o aumentar los horarios de uso del espacio evitando que prácticamente solo haya vida en horario de oficina, para lo cual hace falta incidir en el papel cultural, turístico y verde de la zona. La Cartuja es un espacio de excelencia, sí, pero además de serlo debe parecerlo. Entonces la ciudad podrá presumir de Cartuja sin reparos, de nuevo.