El club Antares acogió en la tarde de ayer una mesa redonda que reunió a los dos comisarios oficiales oficiales de Expo92 en torno a los retos del evento en el 25 aniversario de la muestra Universal.
Los dos comisarios generales que tuvo la Expo 92, Manuel Olivencia y Emilio Cassinello , debatieron ayer en el club Antares sobre la muestra universal que transformó Sevilla y sobre los liderazgos que se plantearon. El acto organizado por la Fundación Cámara de Sevilla, fue moderada por Julio Cuesta, el comisario del XXV aniversario de la Expo.
Aunque con diferencias, Manuel Olivencia y Emilio Cassinello, coincidieron en a importancia de la muestra no solo para la ciudad, sino para el país en su conjunto. «Se sentaron las bases de algo grande, la Expo de Sevilla estableció un nuevo patrón de exposición que es el que impera hoy día» sentenció Emilio Cassinello analizando las muestras universales contemporáneas en Astanaá y la próxima de Dubai.
En la mesa redonda los dos comisarios recordaron a otros protagonistas que hicieron posible la Expo. Cassinello citó el buen hacer del ingeniero Ginés Aparicio, «que puso en marcha buena parte de las obras», y Olivencia elogió el trabajo de Francisco García Novo y de Benito Valdés en las plantaciones del recinto y señaló que la Expo fue ecologista y respetuosa con el medio ambiente. Hubo momentos también para el recuerdo, muy especialmente las anécdotas referidas al ingeniero Jacinto Pellón, a cuya capacidad de trabajo, entrega y cabezonería «debemos parte del éxito de la Expo».
Los comisarios califican su trabajo como azaroso, cargado de trabas y tensiones… pero satisfactorio al final. Sobre sus hombros caía el peso de la responsabilidad, «la gestión de una empresa de este tipo, trabajando a contra reloj y con dinero de todos da vértigo» y los intereses eran muchos.
La cita terminó con un guiño a la administración y a los empresarios por parte del comisario del XXV aniversario de la Expo 92, Julio Cuesta, que pidió que Sevilla vuelva a acoger otra muestra universal del mismo modo que Osaka y París se han ofrecido a repetir como sede de una exposición Universal, «no somos los mismos que en 1992, la expo fue una convergencia de iniciativa pública y privada que dejó un poso admirable a la ciudad».